Tener una colección te convierte en cazador, y los perros se han convertido en un verdadero objeto deseado en todas las excursiones por rastros.
Estos perros se han convertido en el elemento contextualizador, en el nodo que va enlazando narrativamente todas las piezas que componen la instalación.
Una mujer coleccionista, que la regalan perros de porcelana, que ha sobrevivido a todos sus perros, humanizándolos, y sustituyendo a las personas por ellos.
Así es la portera del Palomar, pero noes para menos,Virtudese es el mejor perro que hay.
Virtudes se convierte en el eje de la exposición, en proyecto editorial, en musa...
Mil
gracias a todos los que habéis afinado la puntería al ojo por los rastros, saqueado
las estanterías de las madres. Ester, Jota, Rosi, Carmina: GRACIAS!!!