Statement:

Mi búsqueda gira siempre en torno a la identidad y los atributos que sustentan la idea del “yo”: los dobles sentidos, las capas de significado, el diálogo con lo popular y el respeto hacia lo sencillo definen mis trabajos. La fotografía familiar se convierte en el eje vertebrador de mis propuestas, que derivan en instalaciones en el espacio en las que el espectador siempre es participe.

El proyecto. Elementos persistentes: convergencias y divergencias

“…La humanidad se divide en escépticos y en fanáticos. Los fanáticos son los creyentes. Fanatismo deriva del latín fanum que significa templo, es decir, el espacio para el culto, la fe y el dogma. Los escépticos, en cambio son los que desconfían críticamente…”
Joan Fontcuberta[1]

Sin lugar a dudas, la propuesta que como artista desarrollo es el trabajo de un fanático, de un coleccionista, y todo coleccionismo exige tiempo, tiempo para conformar la necesidad de coleccionar y tiempo para desarrollar esa colección. El tiempo se forma como premisa imprescindible en la idea de proyecto en la que se vincula mi trabajo.

Las primeras fotografías, que ahora retomo y utilizo por primera vez, dentro de un desarrollo narrativo concreto en una instalación, fueron tomadas hace cinco años. Paralelamente no he dejado de producir proyectos en distintos medios -pintura, objetos, gráfica, diseño-, mientras que he seguido haciendo fotos. Transformándome: por un lado, en las imágenes que iba representando, adoptando distintas identidades o roles familiares. Y por otro lado, mi físico real, un proceso “de tiempo”, no sólo narrativo, donde yo también iba trasformándome y generando documentos como constancia de estos dos desarrollos.

“…la idea de proyecto... -me ha servido para poder crear una forma de trabajo que se acopla a una forma de vivir (Arte/vida) y a la vez le da una estructura metodológica. ...revela preocupaciones, formas de trabajo, intenciones, diversidad de medios expresivos, espacios y contextos..., una evolución y desarrollo que, más que mantener un estilo en sentido formal, plantea un discurso a través del tiempo con preocupaciones que permanecen...”
Antoni Muntadas[2]

Una generación de documentos -que finalmente son la constatación de esas preocupaciones que permanecen- mi trabajo, mi proyecto personal vertebrador de mi actividad creativa, toma este archivo como lugar de abastecimiento, un archivo que es un lugar de preocupaciones inconclusas lleno de denominadores comunes. Mi trabajo, siempre se abastece de mi trabajo, que va embebiendo conceptual y físicamente obra ya realizada, pero en continua transformación dialéctica. De donde toma todas las narrativas que desarrollo.

Un archivo, que se convierte en un lugar donde siempre hay frentes abiertos, y donde se van introduciendo nuevos campos de batalla.

“…El creador inventa motivos de actuar porque siente deseos de actuar. El proyecto es una meta inventada y elegida…”
José Antonio Marina

El discurso que plantea mi trabajo siempre parte de la idea de articulación, de generación de nodos que van conformando mi proyecto personal. De tal modo que esta idea de articulación, de engranaje de distintos elementos (conceptuales y formales) se convierte en característica común de todos los proyectos que terminan generándose sólo en el lugar expositivo.

Todo mi trabajo, todas mis propuestas como artista se articulan desde el pastiche, desde la unión íntima de elementos discordantes, coincidiendo en el planteamiento de lo definido en la idea de híbrido, y de instalación como desenlace migratorio de todas las disciplinas.

Este auto-abastecimiento, esta auto-cita como estrategia táctica converge en la definición de una línea de trabajo muy concreta, que se evidencia en la manifestación de elementos comunes y persistentes, que se van convirtiendo, por su presencia rizomática, en elementos de una simbología y narrativa personal que se sostienen y explican desde el propio trabajo, siempre en continua generación.

Narrativa que es la excusa para la resolución plástica, en modo de pieza, de dispositivo formal. Una narrativa siempre excesiva, que “articula” los elementos plásticos que conforman mis piezas dentro de un engranaje casi literario. En una retórica donde el contenido viene dado más que por simbolización, por la digestión y asimilación de una serie de “recursos literarios”, en una narración de historias (artísticas) que busca crear una locución lingüística y visual propia, desde un esfuerzo creativo inevitablemente individual por ser entendido. La misma preocupación que el filosofo Boris Croys vincula a la obra de Kabakov en continuo afán por crear un mundo propio a partir de elementos sacados del lenguaje y de los códigos colectivos[3].

Como estrategia para mi trabajo, en las propias piezas busco ofrecer los códigos para ser descifradas, utilizando los títulos como un significante más de la dialéctica, y los lugares comunes, como un espacio donde equiparo lo relativo a mi individualidad (cierta persistencia de lo autobiográfico) a lo genérico, de lo autobiográfico a biografías genéricas.

En “Andamiaje de lo personal” el propio título se establece como un compendio esencial de todo lo desarrollado; y todo lo relativo a la “historia de familia” como nexo articulador definitorio del lugar de trabajo y un lugar común por excelencia.

El exceso de lo narrativo, forja propuestas que vienen a ser una constatación del proceso que las genera -del mismo modo que las fotografías de “Andamiaje de lo personal”, son el registro no solo de las transformaciones en pro de la fotografía que generan, sino, que también son el registro de una transformación personal, física y también mental-. En la instalación “¿buscas pareja? “no es oro todo lo que reluce” el tiempo del desarrollo de la pieza se constituye como la pauta que la produce, en un proceso que esta ligado intrínsicamente a una actitud: durante unos tres meses salí metódicamente, cada noche, como “paseante”, en busca de cosas doradas, revalorizando el desperdicio, dejándome deslumbrar por el brillo de lo que había sido desechado.

Este paseante en la ciudad que sale metódicamente en búsqueda de cosas doradas que lo deslumbren, este buscador de cosas que deberían ser preciosas, ya no es el Dandy de Baudelaire. Está más tediado que nunca, y este paraíso de lo poético es conscientemente manido, quizás, en ejercicio (o en pose) de redimir sus culpas, dispensando al kitsch -el mismo que sitúa en “Andamiaje de lo personal” como una designación de una hiperrealidad- de ser versión devaluada.

Al final, lo dorado, es mucho mejor que el oro, la representación que lo representado y los atributos de lo simbólico, tienen más valor que lo simbolizado. El rey, para ser rey precisaba trono y corona, pero…¿quién quiere ser rey?, ¡lo que queremos es la corona del rey!

El dorado se presenta a lo largo de mis trabajo como un elemento siempre presente, como metáfora de lo idílico, de lo bello, de lo que tiene valor, sin olvidar que es pura pretensión -es dorado, no oro-, es una capa de pintura, y no un bloque que construye una pared de oro, es versión devaluada, pero aun así brillante y ostentoso; que replica significativamente a la religioso, al fetiche.

Dorados son los portarretratos de la mayoría de las fotos que presento en “Andamiaje de lo personal”, dorados son los papeles que cubren el espacio que construyo a través del desarrollo de elementos gráficos. Y dorado es el muro sobre el que esgrafío textos con cincel y martillo en la instalación “¿buscas pareja?, no es oro todo lo que reluce”.

Dorado es el hilo con el que zurzo corazones icónicos de enamorado en la propia víscera, como una madre bordaría en el ajuar para su hija, pero también como un cirujano cose la carne de un paciente desmembrado. Apropiándome de un elemento altamente connotante como es la costura. Que está muy presente en todo mi desarrollo artístico: con hilo de oro coso tripas de cerdo o bordo sobre tejidos propios del interior del cuerpo fotos de familia como en el trabajo “El día del padre de tripas corazón” generando tejido con un intrincado sentido relativo a la construcción de género, de proceso vital, de actividad solitaria y metódica.

Tejidos de donde surgen los tapizados y estampados que presento en “Andamiaje de lo personal”, y que se desarrollan paralelamente a estas propuestas que vengo nombrando ahora, en un desarrollo paralelo, pero en ningún momento aislado -se refuerzan en contenido unas con otras-. Tejidos que a veces confeccionan vestimentas. La ropa, como metáfora de cuerpo, de piel. En este conjunto de ropa interior confeccionado con en el material con el que se embute la carne, vuelve a plantearse ese doble juego entre lo delicado y lo grotesco -también presente en “Andamiaje de lo personal” introduciendo la premisa “cuerpo” -presentando una cubierta del cuerpo, la piel, construida con el tejido que la piel oculta-.

El cuerpo en “Andamiaje de lo personal” se transforma en un registro de tiempo, en una transformación a todos los niveles.

En una continua revisión de la fotografía de familia y de los videos que las familias graban de sí mismas , así como demás documentos pertinentes a la institución familiar, que se convierte en elementos primigenios, en punto de partida, en materia prima de propuestas y proyectos que se desarrollan desde el mismo cuerpo teórico de “Andamiaje de lo personal”.

Liturgias familiares como represento continuamente en “Andamiaje de lo personal”, como liturgia es en mi familia la matanza anual del cerdo de donde se abastece la iconografía de donde surgen estas piezas. Y liturgias son también la primera comunión, que rememoro una y otra vez en este proyecto de tesis de máster, como elemento tremendamente simbólico, o el Vals de boda que interpreto para videos como en “Agradecido y Emocionada, un tributo al amor” o la videoinstalación “20 gramos de sal por cada kilogramo de carne”.

…elementos, poses, y finalmente estrategias, de las que me sirvo para reflexionar a través de la acidez de la ironía de una “exaltación de lo sentimental”, convertida en valor etiquetador y ordenador. Desde ese gran valor de “lo romántico”: de corazón rosa de cuaderno de quinceañera, que cambio, otra vez, a víscera espasmódica y sangrante, lo que realmente es.

Convirtiendo esta alternancia de contenidos en estrategia, en elemento continuamente recurrido: donde lo abyecto se combina, con lo dulcificado, mejor dicho, con lo edulcorado artificialmente, jugando con la configuración de las posibilidades de lo idílico y de lo trágico, exhibiendo en un mismo exponente lo sórdido y lo bello, mezclando sus significados y sentidos. Tratando lo asqueroso con el cuidado y delicadeza propia del tratamiento de lo bello, buscando un deleite entre todos estos elementos de lo abyecto, que presento como bello, metafórico, romantizado y sentimentalizado desde lo turbio y lo inquietante, convirtiendo el bello recuerdo de la infancia en rememoración morbosa -siendo ésta la definición que finalmente hago de familia en “Andamiaje de lo personal” a medio camino entre estas dos narrativas-. Reflexionando, cuestionado las características de lo que se da por sobrentendido; siempre en torno a términos continuamente vinculados a lo familiar, la institución familia, el amor, lo personal…

Las imágenes de tejidos internos, tripas de cerdo, corazones remendados o de bronce que se convierten en símbolo de otra cosa. En todo un desarrollo entorno a lo apacible, lo sereno que la norma establece -matrimonios, unidad familiar, heterosexualidad, amor, felicidad, la pareja- y que se presenta en trabajos como en la videoinstalación “20 gramos de sal por cada kilogramo de carne“ como en una receta de cocina, narrados desde los documento que genera la familia, en continuo cuestionamiento desde mi trabajo, convirtiendo esta estrategia en un modo operatorio intrínseco a mi propuestas.


[1] “El beso de Judas, Fotografía y verdad”, Edit. Gustavo Gili, Barcelona, 1997, pág.16.
[2] Muntadas: Arqueología del silencio. VV.AA. Talleres de Escultura. Ciclo de conferencias sobre el proyecto. Departamento de escultura UPV. Valencia, 1993. página 64.
[3] Kabakov, ILya. Zubia /El Puente moct. Edit Rekalde. Bilbao, 1995