Statement:

Mi búsqueda gira siempre en torno a la identidad y los atributos que sustentan la idea del “yo”: los dobles sentidos, las capas de significado, el diálogo con lo popular y el respeto hacia lo sencillo definen mis trabajos. La fotografía familiar se convierte en el eje vertebrador de mis propuestas, que derivan en instalaciones en el espacio en las que el espectador siempre es participe.

Fotomontajes de familia:

…La familia es como un cerdo. Voraz y omnívora, ruidosa ya veces incluso sonrojante, pero de ella también se puede sacar mucho provecho. Nos exige respeto, compostura, pactos de honor y otros atavismos; pero a cambio nos proporciona aliento, refugio y excusas, compañía y hasta cariño. Y ya se sabe que, en momentos de crisis, la familia nunca falla…bueno, casi nunca. A algunos hasta les aporta el leit motiv de su trabajo, y ejemplos de ello abundan en todas las épocas y disciplinas creativas….

Seve Penelea

Manuel Sendón estudia como en el caso específico de la fotografía gallega se dan casos muy particulares en torno a la formación de los álbumes de de familia, los retratos de grupo familiares, esos que ocupan un lugar privilegiado en esos altares laicos constituidos desde el valor de lo simbólico, se construyen entorno a algo más importante que una mera representación constatadora: en toda familia gallega hay algún tío o hermano que emigró a Venezuela o Argentina en época de posguerra, diseminando el mapa familiar. Así, en plena acepción tradicional de foto grupal de familia se hilaba un documento desde la manipulación y el fotomontaje, construyendo una unidad familiar argumentada desde el concepto, y no desde el cuerpo físico de presencia. El fotógrafo construiría un retrato ejemplar clásico, dando su lugar a cada miembro en un orden nuclear, preservando el espacio de los componentes que se fueron a “hacer las américas”, para posteriormente integrarlos en la composición de grupo, los ausentes enviaban su retratos separadamente. La cuestión es que al final, la fotografía resultante se encargaba de preservar o reafirmar las ataduras familiares, en esta unión simbólico-metafórica. Se construía una familia “como Dios manda” y la fotografía era el orgulloso certificado de existencia. Aquí el contexto de la manipulación, del simulacro lo eximía de cualquier posible agravio al respecto de lo real. La fotografía como dispositivo generador de evidencias ya entonces y desde su origen no era ni prueba ni inocente. Así como el álbum de familia nunca lo es.

La representación termina estando por encima de lo representado y el cuerpo canónico representado en el modo fotográfico legitimiza esa “representación” con todo lo oscuro que el término implica. Ocupándose esta fotografía de familia, compuesta como un puzzle, de lo mismo de lo que se ocupa cualquier foto que una madre coloca encima del aparador, de ser emblema y atributo mitológico.

En esta genealogía de la manipulación recordar lo que sería el caso contrario al fotomontaje en las familias gallegas, que se articula desde la misma construcción ya no simbólica, sino formal. La casa real Española tenía la costumbre de felicitarnos todos los años, las navidades, con una fotografía grupal de todos los miembros de familia, posando felizmente en una normadísima estampa de familia.

“En la tarjeta, los monarcas aparecen sentados en un sofá de color rojo. La Reina lleva en sus brazos a la pequeña Leonor. Delante de ellos y sentados (en el mismo banco en el que los niños siguieron la boda de los Príncipes de Asturias, con una perspectiva distinta en cada extremo), se puede ver (de izqda. a dcha.) a Froilán y a Victoria Federica Marichalar y a Miguel, Juan Valentín, Irene (en brazos de este último) y Pablo Nicolás Urdangarín”

Lo que no nos dijeron es que la familia real, fuera real:

los Reyes nunca se reunieron con todos sus nietos ante la cámara. La imagen de Irene, la hija menor de los Duques de Palma, coincide exactamente con la fotografía que sus padres han utilizado este año también como felicitación. Las piernas del Rey y los brazos de Victoria Federica, hija menor de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, no aparecen en la imagen y la Infanta Leonorla Reina. Los monarcas, además, están vestidos de la misma forma que en la sesión de imágenes de presentación de la hija de los Príncipes de Asturias, el pasado año. parece superpuesta en brazos de

Todos los medios publicaron y reseñaron comentarios al respecto de la foto de la familia real del 2005. Lo cual supuso que se empezaran a revisar los archivos de fotografías de la familia real, encontrándole más casos similares. Lo anecdótico de todo esto, es el criterio que se utilizó en el análisis de las fotografías, para determinar si éstas eran reales o no, y el equívoco del planteamiento de la argumentación, así como lo tarde que era para este interrogatorio de lo visual. ¡Todas las fotos eran reales, se trata de la familiar real!, no hay lugar para cuestiones de este tipo, de nuevo el contexto designa la condena o mejor dicho el veredicto legitimizador o no ante la realidad. La representación termina estando por encima de lo representado en un valor que se da por sobrentendido.

El protocolo del Álbum de Familia y la fotografía familiares son básicamente eso: estructuras icónicas. Todos los álbumes de familia son prácticamente idénticos, fotografiamos lo mismo con los mismos intereses, en una estrechez tan marcada, que se puede convertir como aquí nos atañe, no sólo en estrategia artística, sino en táctica de marketing, manipulando lo que intrínsicamente es, mas allá de la capacidad altamente connotativa de este documento en sí:

Y es que estos estereotipos gráficos que responderían a cualquier índice se pueden manipular como lo hizo la Alemania Nazi, en la construcción de un discurso mediante la fotografía de familia o aparentemente familiar.

Otro ejemplo más de la construcción de un credo, a través de las imágenes, aparentemente de recuerdos privados del álbum de familia y que habla de las formas de la estructuradísima maquinaria que constituy el léxico de estas imágenes; es esta foto de Rey Abdala de Jordania y famila(3)

Los Reyes de Jordania posan para estas imagen representado una naturalidad escenificada desde el artificio en una pose “relajada” –ya no quieren presentarse como un linaje de rancia cuna, sino como entrañables y cercanos- en una estrategia de propaganda que vende innovación y modernidad frente los cánones marcados por los estrictos ceremoniales propios de la obsoleta institución que se supone que representan. La familia real de Jordania ha roto cánones y costumbres; y pese que su religión no celebra estas fechas han enviado un Christmas con una imagen familiar “alejada de toda rigidez”. Con vestimenta occidental y una pose distendida. ¿Pero qué hace el rey de Jordania adorador de Mahoma celebrando el nacimiento del ídolo cristiano?, no tendría mucho sentido, sino fuera porque antes

“Angelina y Brad” ya lo han hecho. Tienen necesidad de mostrase como modernos europeos, con la misma táctica como la que Angelina Jolie y Brad Pitt en la que su fotomontaje (vital) nos han enseñado.

En esta pareja mediática su conversión a imagen es construida de al revés. La revistas se convierten en el álbum de de las familia de estos personajes; trascendiendo el orden de lo íntimo- les pasa todo lo contrario que en el caso gallego, si el concepto generaba la imagen, aquí la imagen es la única que capacita a la idea de familia-. Una idea de familia diseñada convertida en tendencia de moda ellos sólo son la pose, y creo que este sentimiento que generan va mas allá de la imposibilidad de sentirse reflejado o de la idea de guapos canónica , su álbum de familia no es como el de la mía, su familia se forma desde todo la asumido al respecto del concepto que la crea, pero establecen una lejanía al respecto de la realidad; realidad que se oferta como una postal ( no ya como una foto), y su álbum, el que llega al publico, está tan ordenado, tan normalizado que muestra algo inquietante, siniestro, en términos freudianos.

Imágenes de familia que posan conformemente ante una imagen construida que responde fielmente al reflejo que quieren dar - pero siempre hay algo que se les escapa- esas fotos no son lo perfectas que se suponen, simplemente por que están sujetas a un copyright, porque están publicadas, porque están impresas en papel couché. Porque ya no son fotos de familia, han trascendido del orden de lo íntimo. Queriendo ser extraordinarias atentan contra la naturaleza de este género fotográfico. La fotografía familiar- y la familia- ha de ser usual, común, ordinaria.