Elegancia y SaberEstar se articula entorno a actitudes universalizantes, pero también grotescas, en una repetición infinita del mismo rostro, el del artista, disfrazado y reproducido indefinidamente, y por ello sustituible por el de cualquier otro, ironizando, en paralelo, sobre todos los códigos de representación que los sujetos realizan sobre sí mismos, desde los que reproducen y construyen el orden de cualquier discurso, y, por supuesto, el orden social.
Técnica: Foto/instalación de medidas variables Fotografía y mobiliario
Año 2009/ 2010 Medidas
Valencia
Valencia 2009
Valencia 2009
La familia de Elegancia y SaberEstar entemezcla una historia social, la historia de la identidad individual y la de los códigos de representación que conforman un discurso relleno de pliegues, rizomático, que obliga a la interactividad conceptual y corporal del espectador. Rebatiendo de modo irónico el orden establecido, con sus relaciones de dominación, sus derechos, y sus privilegios consideradas naturales como consecuencia de su continua repetición -y en este caso institucionalizadas en el álbum familiar- sobre esquemas creados bajo una estructura muy estricta que se transmite de generación en generación dilatándose en el tiempo hasta ser asumida como neutra.
El retrato y la autorepresentación se convierte en la excusa para articular un proyecto que se genera desde una línea definida por el trabajo previo. Estableciendo además de una reflexión sobre la fotografía familiar y del acto fotográfico, un discurso sobre narraciones biográficas, la memoria y la construcción del Yo, del sujeto. Planteando el conflicto existente entre los límites de la imagen y su influencia en la realidad: generando una colección de fotografías que se liberan de la memoria, el índice se evapora.
La cuestión de representar la realidad cede el paso a la construcción del sentido, En una depredación de imágenes, reciclando desechos icónicos para interrogarse sobre la recomposición lo real.